¿Se puede prevenir el asma? ¿Qué hay de nuevo?

En los niños existen, básicamente, dos tipos de enfermedad asmática:
1.- El asma no alérgico, relacionado sobre todo con las infecciones víricas del aparato respiratorio.
2.- El asma alérgico.

Imagen de https://www.guiainfantil.com/
El primer tipo, asma no alérgico, propio sobre todo de lactantes y niños pequeños, depende  de las infecciones respiratorias que son muy frecuentes en ellos dado que no han tenido tiempo de desarrollar sus defensas y que desarrollan  procesos respiratorios repetidos en otoño, invierno y primeros meses de primavera, sobre todo los que asisten a guarderías o tienen hermanos mayores que acuden a dichos centros.

No existe posibilidad de prevención de las infecciones pues  se trasmiten por gotitas que expulsamos al hablar, toser o estornudar y ya sea llegan directamente al paciente o contaminan objetos y al tocarlos se transmiten. Como en todas las facetas de la vida, hay niños que se ponen malos más veces que otros y seguramente influyen características genéticas de su sistema defensivo. Curiosamente, determinados virus como el respiratorio sincitial y los rinovirus propenden al asma, pero al contrario parece que las infecciones respiratorias repetidas desencadenadas por otros virus, adquiridos con la asistencia a guarderías, constituirían un factor protector.
La buena noticia es el buen pronóstico a largo plazo pues con el paso del tiempo, al crecer los niños, madura su sistema defensivo, se hacen más anchos sus bronquios, y la inmensa mayoría de este grupo de pacientes deja de tener broncoespasmos; normalmente ello ocurre entre 3 y 11 años de edad.

Segundo grupo, asma alérgico. ¿Se puede prevenir la alergia?
De momento no se ha conseguido pues los factores genéticos y hereditarios implicados no podemos modificarlos, pero si se puede actuar sobre el ambiente y el estilo de vida, y así  se intenta  disminuir factores externos que actúan sobre esos genes y potenciar los factores que dificultan el desencadenamiento del asma.
Se han intentado múltiples procedimientos como restringir leche y huevo a embarazadas con antecedentes de alergia, dar antihístaminicos durante largo tiempo a pacientes sin alergia pero con antecedentes familiares, para intentar prevenir la aparición de síntomas, etcétera. Lamentablemente no se han conseguido resultados con  estrategias como estas.
Muy llamativo es el intento consistente en permitir a los niños jugar con basuras y productos de los establos, imitando la vida de las granjas, donde la alergia es menos frecuente que en las ciudades, en base a  la teoría de la higiene, que lo que viene a indicarnos es que la excesiva limpieza de nuestro estilo de vida occidental hace, que al no tener contacto con múltiples bacterias y parásitos, nuestro sistema defensivo se dedica a atacar a sustancias del ambiente, en nuestro caso sobre todo proteínas de ácaros o proteínas del gato, a las cuales no debería prestar atención nuestro sistema inmune. Actualmente se ha pasado de esa teoría al concepto de microbioma que paso a explicar a continuación.

 www.slideshare.net/ivancev/microbioma
Nuestro organismo está lleno de bacterias y hongos en  cada rincón de nuestra piel, intestino e incluso en pulmones y parece que también dentro del útero materno. Un microbioma adecuado, con las bacterias correctas, estimula el sistema defensivo y dificulta el acceso de microorganismos patógenos. Diversas circunstancias dificultan la adquisición o mantenimiento del microbioma adecuado, así una cesárea que impide al recién nacido el contacto beneficioso con bacterias de vagina y ano materno; administración de antibióticos a lactantes pequeños, higiene ambiental excesiva, etcétera.







¿Qué podemos (y debemos) hacer?

Factores a evitar:
El tabaquismo pues la inhalación de humo, ya sea de modo activo o pasivo, constituye un factor desencadenante importante.
La dieta con exceso de sal.
La obesidad que en realidad es un estado de inflamación de bajo nivel que también incluye a los bronquios.
A ser posible evitar el uso de paracetamol en embarazadas y lactantes pequeños pues, sin conocer claramente la razón, se ha asociado el aumento de uso de paracetamol con el incremento de asma.
Evitar en lo posible el uso de antibióticos, si no estrictamente necesarios, en niños pequeños.
Evitar en el interior de las viviendas, humedad excesiva y materiales que acumulen polvo, para dificultar la proliferación  y posible sensibilización posterior  a  ácaros y hongos, aunque resultados obtenidos con diferentes estudios han sido poco efectivos y parece ser, por ejemplo, que la eliminación absoluta de ácaros, o el sacar a la mascota de la casa, podría ser perjudicial.

Factores protectores:
De resultados no muy decisivos a nuestro favor, pero muy recomendables por efectos beneficiosos asociados:
Dieta con abundantes frutas y vegetales, ricos en antioxidantes, similar a  la dieta mediterránea y también rica en fibra pues esta altera positivamente la microbiota intestinal.
Suplementación con vitamina D y magnesio.
La lactancia materna, muy recomendable, pero que no es tan protectora como se ha creído y posiblemente sirve los 3-4 primeros meses como preventiva de la alergia, pero no la prolongación excesiva que deja de ser útil en ese aspecto (pero si sirve todo el tiempo para prevenir infecciones y el desarrollo de mejor vínculo madre-hijo).
Se están realizando estudios con administración de bacterias beneficiosas (probióticos), y estamos a la espera de resultados concluyentes.
Respecto al uso del aceite de pescado, en particular enriquecido en omega-3, parece que tiene un  efecto positivo, ligero, en la prevención del asma si la mujer lo toma durante el embarazo pero todavía estamos a la espera de nuevos estudios que confirmen dichos datos y que se definan con claridad  tiempo y cantidad.


Como las investigaciones siguen al respecto, esperemos que pronto haya buenas noticias y podamos comunicarlas en una próxima entrada.
Salud para todos.

Fuentes para esta entrada:
1.- Beasley R et al. Risk factors for asthma: is prevention possible? Lancet 2015; 386: 1075-1085.
2.-Hsu P, Campbell KE. A bug´s view of allergic airways disease. Pediatr Respir Rev 2016; 19:69-74.
3.-Best KP et al. Omega-3 long-chain PUFA intake during pregnancy and allergic disease outcomes in the offspring: a systematic review and meta-analysis of observational studies and randomized controlled trials. Am J Clin Nutr 2016;103:128–43.
4.-Bisgaard H et al. Fish Oil–Derived Fatty Acids in Pregnancy and Wheeze and Asthma in Offspring. N Engl J Med 2016;375:2530-9.

Comentarios