El niño y la mascota: como prevenir ataques del perro.

Introducción:

Los perros son animales maravillosos, para los que llegan a conocerlos, pero en ocasiones se producen ataques a los humanos. El ataque de un perro doméstico puede deberse a una enfermedad o sobre todo a una conducta del perro inadecuada.
Se calcula que el 15% de los propietarios ha sido mordido alguna vez por su propio perro y la mayoría de las veces las mordidas las realizan  perros que tienen dueños y no los perros vagabundos. Pues bien, los niños son los más afectados por las mordeduras, sobre todo entre 5 y 9 años, ya que a esa edad están a la misma altura de los perros, desconocen las conductas de los animales y, a su vez, las acciones de los niños son impredecibles para los canes.
Las probabilidades aumentan cuando nace un bebé en una casa en la que vivía previamente una mascota. En tal caso se deben observar cuidadosamente las reacciones del animal y no dejarlo nunca a solas con el recién nacido. Al cabo de un período de "habituación" de 2-3 semanas lo normal es que el can ignore al bebé e, incluso, llegue a disfrutar del nuevo miembro. Pero aún así, por bien que parezcan llevarse no hay que dejarlos solos nunca.

Relación con los perros:
Los perros pueden llegar a entender unas 500 palabras (con adiestramiento) pero el lenguaje corporal mutuo es fundamental en la relación con ellos. Hay que enseñar a los niños que el perro, antes de morder, envía señales de amenaza:
El perro puede gruñir, girar la cabeza, mirar de reojo, lamerse el hocico y con ello nos está diciendo   "quiten al niño o déjenme salir de aquí". 
En ocasiones  en las que está apunto de agredir, el animal pone el cuerpo en tensión, levanta la cola, enseña los dientes, mantiene fija la mirada y las orejas erguidas. Si el malestar del perro no es entendido por la persona o el niño puede producirse la agresión. 


Coco: un perro tranquilo, no peligroso.



Hay perros a los que no les gustan los niños y para ellos que los abracen o se les suban encima es una amenaza y pueden responder atacando. También puede cansarse el animal de un juego con un niño incansable. Los niños pequeños suelen creer que los perros son juguetes por lo que sin querer molestan o hacen daño a los animales. Si el can está enfermo o tiene malas experiencias anteriores del contacto con otros niños también se torna más agresivo.
El error más frecuente en las agresiones es que el niño inicie el contacto con un perro tumbado o sentado ya que el perro no se acercará por no estar socializado  o por malas experiencias anteriores, porque en caso contrario el perro suele acercarse pronto a curiosear.

Prevención:
El cachorro no debe separarse de su madre antes de los 2 meses (8 semanas) y ella le enseñará muchas conductas. Si se adquiere con más de 3 meses conviene que los niños nos acompañen a conocerlo para ver si el animal los evita porque no le gustan. Mejor es elegir un animal de fácil trato y los perros adultos suelen ser más tranquilos que los cachorros. Un perro acostumbrado a niños también será más fácil de tratar y al contrario un perro adulto que ha vivido en casas sin niños puede aceptarlos mal.
Hay que educar al perro pero con refuerzos positivo. El perro debe aprender jugando y debe querer hacer los ejercicios por el premio posterior y no por el castigo. Hay establecer rutinas y  todos los miembros de la familia deben tener la misma conducta y adoptar las mismas reglas frente al perro y este debe tener cubiertas sus necesidades de alimento, juegos y compañía. El perro es un animal de compañía pero es él quien más necesita de esa compañía.


Si jugando con el perro muerde haciendo daño no hay que gritarle, porque eso lo excitaría más, sino alejarse y dejarlo solo.
Hay que enseñar al niño que no debe acercar su rostro al del animal.
No debe tirarle de las orejas, el rabo o los bigotes.
No hay que jugar a fastidiarlo.
Si el perro quiere irse hay que dejarlo.
 No hay que molestarlo en su lugar de descanso favorito.
El niño no debe corregir, golpear o castigar al perro, pues la educación la deben hacer los adultos.
Hay agresiones son por la comida o juguetes pero estas son fáciles de prever.Al niño debe enseñársele a respetarlo si come, juega o descansa. 
En la calle nunca tocar directamente a perros desconocidos sino dejar que nos huelan y luego acercar la mano despacio hacia ellos para acariciarlos.
 Si al llamarlos por su nombre no se acercan mejor es no aproximarnos nosotros.
Hay que enseñar al niño a quedarse quieto cuando le persiga un perro desconocido, no debe correr, ni montar en bicicleta, ni darle patadas o hacerle gestos amenazantes; lo mejor es ponerse de cara al perro y retirarse lentamente.


Imagen de https://misanimales.com





Pues lo indicado y a estar a gusto con "el mejor amigo del hombre" pero recordando que es un animal.










Fuentes.
1.-Checa González J, Ridao Redondo M. El niño y los animales de compañía. En: Pediatría en Atención Primaria. Editores: dela Flor i Bru,J, BRas i Marquillas J. Ergon 2018. Madrid. Pags 140-168. 
Excepcional y muy amplio.
2.- Academia Americana de Pediatría. El cuidado de su hijo pequeño. Seguridad en torno a los animales.Editor: Shelov SP.2001. Pags 467-8. 2001.
3.-https://misanimales.com/como-debe-ser-la-interaccion-de-un-nino-con-los-perros/

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